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Foto del escritorAngie Martinez

El monstruo de mi infancia no era el coco

Actualizado: 21 jun 2023

“No recuerdo como paso todo, pero recuerdo muy bien lo que me hizo sentir.”

Solemos ver en publicidad, encuestas, programas, películas y en diferentes medios de comunicación sobre prevenir el abuso infantil. De acuerdo con el senado de la república en cifras del 2021, México ocupa el 1er lugar a nivel mundial en abuso sexual infantil, con 5.4 millones de casos por año. Se declaró también que los agresores suelen ser padrastros, abuelos, tíos, primos, hermanos o cuidadores. También se corroboro que 1 de cada 6 niños sufren esto antes de la mayoría de edad.


Pero, ¿en qué momento me convertí en un digito más de una cifra nacional?


1998-2000 probablemente en esa época sucedió todo, yo tenía entre 5 y 6 años, solía jugar mucho con mis primos, pero ¿Quién no a esa edad?. No quiero justificar, pero lo haré de todas formas, las madres no son omnipresentes u omnipotentes. Mi mamá siempre me dijo que podía confiar en ella, que ella siempre cuidaría de mí y me protegería, que cuando yo necesitara ayuda ella siempre, SIEMPRE, me creería. Y lo es, mi mamá es una de mis mejores amigas, pero ante todo es mi madre, alguien a quien admiro y respeto. Y le rompí el corazón a mis 15-16 años, cuando una noche le conté que mi primo había abusado de mí.


Mamá si estás leyendo esto, perdón por no contarte todo, pero no estaba lista y no sabía cuánto me había afecto, pero gracias por llevarme a terapia para sanar todo lo que me paso.


A los 5-6 años mi mamá aun elegía mi ropa, por lo que usaba conjuntos, vestidos y todo muy femenino, solíamos ir a visitar a mis abuelos y primos cada verano y en navidad. No tengo primos de la edad (bueno si, pero por parte de mi papá, pero esa es otra historia), por lo que mi primo en cuestión era mucho mayor que yo, MUCHO, un adolescente y yo una niña. Es importante para mí que conozcan como paso, porque mi primo no me ataco una tarde, NO. Mi primo me preparo mentalmente para todo.


PREVENIR ES CUIDAR

Comenzó como una relación familiar normal, con mis tíos en aquel entonces, con un primo en el cual confiaba y normal, nos veíamos, reíamos, el cuidaba de mí y jugábamos. Años de terapia me llevaron al como no fue mi culpa, porque por mucho tiempo pensé que era. Comenzó con besos en la mejilla, primero en saludos y después cada que hacia algo bien, era normal para él abrazarme también, y recuerdo que a veces me sentaba en sus piernas, entonces esos besos en la mejilla se iban acercando a los labios poco a poco, claro que nada de esto en presencia de adultos, solo lo más normal, lo que aparentara que éramos un primo y una prima sin ninguna sospecha de nada.


Partamos la historia aquí. Cuando somos niños la sexualidad se expresa de diversas maneras, las niñas y niños saludables juegan y conocen su cuerpo, tienen inquietudes sobre el amor, los besos, la diferencia entre niños y niñas, sobre cómo se hacen y nacen los bebés, etcétera., pero ¿Qué es normal y que no? Puede ser fácil hablar con los niños y niñas acerca de las diferencias entre el bien y el mal, pero suele ser más difícil hablar sobre el desarrollo sexual. De acuerdo a la tabla la AAP de comportamiento sexual en niños (AAP - Sexual Behaviors in Young Children). Entre los 2 y 6 años es normal que los menores hagan:

  • Masturbase o tocarse los genitales en público y privado.

  • Mirar o tocar los genitales de un amigo.

  • Mostrar los genitales a un amigo.

  • Intentar ver a sus amigos o padres desnudos.

  • Los comportamientos son pocos, transitorios y pueden distraerse fácilmente.

Pero corresponde orientarles sobre eso. Esta es un arma de doble filo porque las personas perversas la aprovecharan. ¿Qué impide que alguien más se aproveche de un niño o niña en edades donde están descubriéndose?, de pequeños aprendemos a través de la imitación, repetimos patrones, conductas y comportamientos que vemos y es a través de la educación y lo que nos enseñan que empezamos a dividir un bien y un mal.


Con esto claro, continuemos.

Mi primo condiciono parte de mí, porque yo creía que era normal que él me abrazara y besara en la mejilla puesto que estaba bien con los adultos y la realidad es que en Veracruz somos muy apapachadores, era “normal”. Pero no sabía que estaba mal que me agarra una nalga o que me tocará mi inexistente pecho, porque él siempre me decía: “será un secreto entre los dos”, y no parecía importante en el momento, de pronto tocaba mi entrepierna y se reía diciendo cosas como “es broma”, “no es enserio”.


Hasta que una tarde ocurrió. Les repito hay muchas cosas que no recuerdo porque parte de mi lo bloqueo. Lo que me acompaña son los flashbacks sobre ese día. Recuerdo que yo llevaba un conjunto de short y blusa, probablemente amarillo, rojo o verde. Recuerdo que sucedió de tarde, que no había nadie en casa de mi primo. Recuerdo que los cuartos no tenían puerta, que los cubría una cortina de tela. Recuerdo que llovía, que me dijo que me enseñaría un nuevo juguete en su cuarto. Recuerdo tener algo en la mano, no sé si una pelota o un peluche. Pero lo que más recuerdo es estar acostada boca abajo en su cama, mis piernas abiertas en el piso, mi torso y manos en la cama. Recuerdo como me quito mi short y calzón, como me toco, la sensación de dolor al sentir sus dedos, el miedo que sentí cuando sentí su boca. Recuerdo llorar y pedirle que parara, que me quería ir, que mi mamá me estaba buscando. Recuerdo que seguía diciéndome: “shhh, no pasa nada”, “no duele, solo es tu imaginación”, “tranquila respira”. Recuerdo su aliento en mi oído, sus manos en mi espalda, su peso. No sabía que alguien podía pesar tanto. Y cuando quise gritar, tapo mi boca y se enojó. Se enojó conmigo, me empezó a decir que era una tonta, que todos se iban a avergonzar de mí, que mi mamá se decepcionaría de mí. No me penetro, pero saco su pene y lo puso entre mis piernas hasta que se vino. Recuerdo que me puso rápido el short, recuerdo que estaba al revés y recuerdo mentirle a mi mama al decirle que había ido al baño y lo había puesto mal al terminar.


¿Por qué mentí?


No fue porque no confiara en mi mamá, fue porque no confiaba en mí, mi primo me hizo creer que mi mamá iba a ser tachada de mala madre, que la familia se alejaría de ella, que ella se enojaría conmigo y que yo debería estar agradecida porque era una niña fea y nadie me iba a creer o querer. Y yo le creí, le creí porque él era mayor, porque mi familia lo apreciaba, porque yo era una niña buena y obedecía y si me portaba mal, no quería que nadie sufriera consecuencias por eso. Así que lo calle, pero era tan joven que mi mente bloqueo ese recuerdo traumático. Pero deje de acercarme a él, deje de quedarme sola con él, recuerdo que me daba miedo estar con él en la habitación, me faltaba el aire y me dolía mi panza. Al final del día era alguien a quien veía 2 veces al año, mi cerebro olvido, pero mi cuerpo siempre me mantuvo alerta.


ANSIEDAD

Es una palabra que conozco bien, me da ansiedad caminar sola de noche, me da ansiedad pasar a lado de un grupo de hombres, me da ansiedad que me miren de manera lasciva en la calle o me digan insultos o “piropos”. Y su origen nació esa tarde y aunque la terapia ayudo, son cosas que aún me ponen nerviosa.


Le dije la verdad a mi mamá cuando en el 2009 aproximadamente, tenía entre 15-16 años porque mi novio de aquel entonces quería tener relaciones conmigo, y vívidamente recuerdo que me aterro cuando solo toco mi pierna con esa intención. Tuve la suerte de que entendió y paro, entonces todo vino a mi como un cubetazo de agua fría, le conté lo que había pasado, le conté que no podía hacerlo, que no estaba lista, que me daba mucho asco y me sentía culpable. Y su respuesta fue: háblalo, díselo a tu mamá.


Fue el primero en escuchar mi historia, el primero en creerme y gracias a esa pequeña afirmación, me armé de valor y le dije a mi mamá. Recuerdo que lloro mucho, se enojó, mi hermano se sintió impotente. Les pedí que no hicieran nada, puesto que ya no los veíamos. Mi mama respeto eso, ya que en México denunciar es algo difícil para la víctima, accedió. El punto es que decidí callar para cuidarme a mí, no quería ser juzgada, revictimisada, pero lo que temía es, es que no me creyeran.


TODA LA VERDAD

Mi mamá confronto a mi tía, pero ella nunca le creyó, justificaba a su hijo porque tenía problemas de alcohol y drogas, que no sabía lo que hacía. Pero la verdad es que mi mamá no dejaría a su hija con un drogadicto, esto paso mucho antes de que él se volviera así. Que coraje que su propia hermana no le creyera, que coraje que mi tía querida no validara mi historia, que coraje que le creyera a él.


Por eso este blog es tan importante para mí, porque #noestassola y porque #yotecreo porque la familia no lo es todo, hay gente leal que no tiene tu misma sangre. Pero siempre estaré agradecida con todo lo que mi mamá hizo, nunca me obligo a verlos, es más, nos alejamos de la familia, pago mi terapia, siempre me dio amor y comprensión y creo que, si ella no me hubiese dado tanto apoyo, no sería la persona que soy ahora.


Cuando cuento esta historia ya no lloro, pero eso es porque ya lo trabajé y, aun así, duele, por ello les pido que no desvaliden las historias de las mujeres que cuentan sus abusos y no lloran. Eso solo habla de lo fuertes que son y de cómo trabajaron para sanar ese abuso.


Tuve mi cierre con él, mi primo tiene 2 hijas, recuerdo que cuando nació la primera y coincidimos un tiempo después, le pedí que no le hiciera lo que me hizo a mí. Solo me miro y me dijo que olvidara las cosas que no importan. Me levanté y me fui. En fin, solo les puedo decir que no es una mejor persona, fue un esposo golpeador, fue un drogadicto, un alcohólico, un mal padre, un mal hermano, un mal hijo. Y, aun así, le creyeron a él, lo cuidaron a él, lo protegieron.


Perdón que me extendiera tanto en esta historia, pero la moraleja es: SIEMPRE crean a sus hijos, desde lo más insignificante hasta lo más difícil, porque son suyos, ustedes los educaron y aun así los niños son inseguros y fácil de manipular y es normal. Recuerdo que una vez mi abuela paterna me dio una cachetada (no me acuerdo porque) y le dije a mi papá, y él no me creyó. Y desde ese día no espero nada de él, no es que sea el padre del año, pero espero que con sus otros hijos lo haga mejor, en verdad deseo que lo haga mejor. Yo tengo a mi mamá y padre tengo en otras personas.


También el apoyo que recibí de Alfredo el esposo de mi mamá , quien ha sido un protector desde el día 1, no que las mujeres necesitemos de, pero él se dio cuenta de mis miedos, conoció mi historia y me ha cuidado como una hija, una hermana y una amiga.


La RED de apoyo que tengo hoy es con gente que quiero en mi vida, saque a mucha “familia” de mi vida, porque no vivo de ellos y ellos no me mantienen. Es saludable poner límites, me vivo más feliz, sin culpa y esta es una carga que ya no me pesa, pero es una carga que no quiero que ningún niño o niña viva.


Me duele saber que ni historia no es la única, pero por favor déjenos sus comentarios, nosotras si les creemos.


Angie Martínez

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